Hace muchos días que no escribo nada aquí. Hay veces que demasiadas cosas se ponen enfrente y uno se viene un poco abajo y no encuentra fuerzas para nada más que para lo imprescindible. Y entonces pasa algo que te sacude el ánimo: una carta desde Macondo, un encuentro inesperado, un recuerdo cogido al vuelo, una luz cegadora, un disparo de nieve. Y entonces, de repente, te vienen a la cabeza todos los porqués, y con ellos la fuerza para levantarse y seguir.
Debe de ser terrible perder la memoria, los referentes, los mapas y los porqués. Debe de ser terrible sumergirse en la oscuridad del olvido. Decía el gran Mario Benedetti que el olvido está lleno de memoria, y lo recuerda Javier Burgos en un fantástico artículo de la revista JotDown, La mutación de los paisas que os recomiendo vivamente. En él nos habla de una mutación causante de una forma genética de la Enfermedad de Alzheimer, que se transmite de modo autosómico dominante y que, desde hace siglos, asola los pueblos de las montañas de Antioquia, en Colombia, con lo que allí denominan la bobera. Un fármaco en ensayo, el Crenezumab, arroja un poco de esperanza sobre la maldición de los paisas.
Benedetti no era ajeno al dolor de la pérdida de un ser querido en la oscuridad del olvido. Su mujer, Luz, su compañera de toda una vida (ese vivir en paz a dos latidos) padeció Alzheimer, y él se despidió poco a poco de ella. Así:
Sentimientos
mirándonos, sintiéndonos, buscándonos
viajando por el mundo como intrusos
o como galernas / o como canoas
cada uno en su sueño / o ambos en el mismo /
si las guerras / las patrañas / los crueles
nos separaban obligatoriamente
la nostalgia se metía en los insomnios
y era duro vivir en soledad
fueron 60 años de saber y tenernos
en los silencios como en los abrazos
en los contactos o en la lejanía
creando las congojas y el amor
partiendo de la infancia
en que nos descubrimos /
de la adolescencia
en que nos enlazamos /
y de los otros tiempos y otros años
en que nuestros pasos iban al unísono
nunca hubo razones para pensar finales
qué azar podría quitarnos ese premio
ese vivir en paz a dos latidos
y sin embargo / pese a todo
apareció el alzheimer / esa enfermedad
misteriosa / tan maldita que me la
quitó sin más de entre los brazos
la cambió en otra imagen / otra voz
otro cuerpo / otras manos
y cuando algunas veces pocas veces
ella hoy me mira con los ojos cerrados
vaya a saber qué cosas me pregunta
que yo / desde mi nada / no respondo
la memoria me arrima lo que puede
lo que no se gastó con la costumbre
y el corazón octogenario
y el marcapasos ayudante
aprenden a estar tristes
Canciones del que no canta. Mario Benedetti, 2007
“I had to tell myself, Good enough is good enough,” she said. “I’m on the good-enough word program. I hope you like the words I picked, because that’s what you’re getting. And you know what? I realized people don’t listen that carefully anyway. I get the point across.”
ResponderEliminarhttp://www.nytimes.com/interactive/2016/05/01/nyregion/living-with-alzheimers.html?emc=edit_alz_20160429&nl=&nlid=70036501&te=1&_r=2&login=email
Por si algún otro estudiante se pasa por aquí (o cualquier persona en realidad), dejo este reportaje sobre la Enfermedad de Alzheimer. Es largo pero ayuda a entender un poco a quien la sufre.
Por si el link no funciona, se titula "Fraying at the Edges: Her fight to live with Alzheimer's" y está en la web del New York Times.
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