Vivirás tu vida (The men, 1950)



Ellen's father: If he loves you as much you love him, he'll make you go.
Ellen: You've been so clever, so logical, I've never knew that you handled words so well.
Ellen's father: That's not an answer, Elly.
Ellen: You weren't quite so logical a few years ago when we needed some boys to ground and get killed or paralyzed.

"The Men" (Fred Zinnemann, 1950) suele recordarse como la película que supuso el debut cinematográfico de Marlon Brando, pero es mucho más que eso. Al igual que en "Los mejores años de nuestra vida" (William Wyler, 1946), "The Men" se proponía visibilizar el sufrimiento y la dificultad de reinserción social de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial, desplazados de su lugar en el mundo por las consecuencias físicas y psicológicas de las heridas sufridas en la contienda.

En esta película no nos encontramos con víctimas del shock de las trincheras. La guerra aparece fugazmente, en la escena inicial en la que el protagonista recibe un balazo en la espalda, y después casi no se menciona. No hay recuerdos terribles, ni sueños atormentados. A estos soldados no les inquieta el pasado, o no es esa su principal fuente de inquietud, sino un futuro que vendrá marcado por la paraplejia y la incertidumbre.



Casi toda la película se desarrolla en un Hospital de Veteranos, en una sala de parapléjicos, atendida por un médico que oscila entre la eficacia y el derrumbe. Es interesante la figura del médico, excelentemente interpretado por Everett Sloane, un tipo que huye del paternalismo e intenta respetar la autonomía de sus pacientes, aunque las cosas se salgan de vez en cuando de madre. Y se salen porque el material es demasiado sensible, las heridas se cierran en falso y no siempre pasa todo como uno desearía. Y sobre todo porque a la sociedad le resultan incómodos los desechos humanos, y prefiere olvidar la guerra y sus estragos. Se nota aquí la preocupación social que marcará casi todas las obras de el productor, el gran Stanley Kramer, y del guionista, el magnífico Carl Foreman, que sería también guionista de "Sólo ante el Peligro" (High Noon, 1952) y una de las víctimas de McCarthy y su caza de brujas, sólo unos pocos años después.



De todos modos el protagonista casi absoluto de la función es Marlon Brando, demoledor en su primera aparición cinematográfica, interpretando a un joven con un futuro brillante (carrera universitaria, campeón deportivo, a punto de casarse) que ve todos sus planes cercenados por la guerra y sus secuelas. El guión escarba en la dificultad psicológica de los pacientes para asumir su situación, incluyendo la difícil continuidad de las relaciones de pareja, sin soslayar las connotaciones sexuales, y dándonos una brillantes lección sobre las necesidades emocionales y adaptativas de nuestros propios pacientes, que no son muy distintas de las de los personajes de la película.



En definitiva, una película brillante que incide en la importancia de cuidar, de la visión holística de los problemas de los pacientes, sobre todo en un contexto en el que curar va a ser imposible. Y con un final feliz que reconforta al espectador, si bien no se nos olvida que, como decía Orson Welles, tener un final feliz o no depende de dónde decidas detener la historia.

(A continuación podéis ver la película completa)


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